sábado, 27 de diciembre de 2008

¿Por qué, Román?



¿Por qué, Román? ¿Por qué Román? ¿Por qué no somos DIGNOS? ¿Por qué no tenemos tu mirada? ¿Es que nos avergonzamos de nuestra sangre? Te veo caminar como un gaucho camina los eternos llanos pampeanos, con parsimonia, elegancia, nobleza, cansancio... Cansancio por transitar una tierra que sólo vos acaricias, una tierra que sólo vos abrazás. Y por eso estás solo. Mientras el resto corre, como si hubiera nacido en el triste cemento, huyéndole al tiempo; vos te deslizás, te comunicás con la tierra, la besás. Ay... sólo queda suspirar por la traición. Vivimos entre traidores, traidores de nuestra historia. Pero vos, Don Juan, ya lo sabés... está en tus ojos. Vos sos la Historia, porque la respetás y la querés, con la frente erguida y la seriedad de los próceres. Como Don Juan de San Martín cruzó la tierra dolido pero con la frente en el cielo abierto; vos, Don juan Román, la caminás con el corazón en la redonda y la mirada en el corazón mismo del destino. Del destino de una sangre noble que nos pertenece y que debemos cuidar. Toda la gloria de la Pampa en tus ojos.


Pero no tendría que ser necesario que escribiera esto, y me debo al trabajo porque somos un pueblo -todavía- indigno. ¿Por qué no aprendemos que sólo nuestra gracia y nuestra sangre nos liberarán? ¿Por qué, Román? ¿Por qué?

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