sábado, 27 de diciembre de 2008

¿Por qué, Román?



¿Por qué, Román? ¿Por qué Román? ¿Por qué no somos DIGNOS? ¿Por qué no tenemos tu mirada? ¿Es que nos avergonzamos de nuestra sangre? Te veo caminar como un gaucho camina los eternos llanos pampeanos, con parsimonia, elegancia, nobleza, cansancio... Cansancio por transitar una tierra que sólo vos acaricias, una tierra que sólo vos abrazás. Y por eso estás solo. Mientras el resto corre, como si hubiera nacido en el triste cemento, huyéndole al tiempo; vos te deslizás, te comunicás con la tierra, la besás. Ay... sólo queda suspirar por la traición. Vivimos entre traidores, traidores de nuestra historia. Pero vos, Don Juan, ya lo sabés... está en tus ojos. Vos sos la Historia, porque la respetás y la querés, con la frente erguida y la seriedad de los próceres. Como Don Juan de San Martín cruzó la tierra dolido pero con la frente en el cielo abierto; vos, Don juan Román, la caminás con el corazón en la redonda y la mirada en el corazón mismo del destino. Del destino de una sangre noble que nos pertenece y que debemos cuidar. Toda la gloria de la Pampa en tus ojos.


Pero no tendría que ser necesario que escribiera esto, y me debo al trabajo porque somos un pueblo -todavía- indigno. ¿Por qué no aprendemos que sólo nuestra gracia y nuestra sangre nos liberarán? ¿Por qué, Román? ¿Por qué?

miércoles, 24 de diciembre de 2008

Casualidad


Dice el escritor checo Milan Kundera en una de sus obras: "Sólo la casualidad puede aparecer ante nosotros como un mensaje. Lo que ocurre necesariamente, lo esperado, lo que se repite todos los días, es mudo. Sólo la casualidad nos habla."

Más allá de nuestra perspectiva sobre esta interpretación, la imposibilidad de confirmar si el camino que traza la casualidad es real o imaginario hace que los que creen en este fenómeno sientan un tímido regocijo, una sonrisa cómplice hacia esas manifestaciones.

Por el contrario, Kundera admite también que la vida está plagada de casualidades, por lo que también se las puede considerar como moneda corriente. Sin embargo es interesante analizarlas.

Juan Román Riquelme y Diego Armando Maradona surgieron futbolísticamente en Argentinos Jrs. Ambos hinchas incondicionales de Boca Jrs., fueron transferidos al club de sus amores. Su brillo llegó hasta Europa, eclipsó a los dirigentes del gigante Barcelona F.C. de España, donde fueron transferidos como las grandes promesas del club. Diferentes circunstancias hicieron que sus capacidades no lograran hacerlos perdurar en el club catalán, por lo que fueron transferidos a clubes de menor estirpe, Maradona al Napoli de Italia y Riquelme al Villarreal de España. Allí explotaron como máximas estrellas de su club, donde realizaron históricas actuaciones.


DAM Argentinos Boca Barcelona Equipo chico

JRR Argentinos Boca Barcelona Equipo chico

Los dos son nº 10. Son líderes dentro y fuera de la cancha. Soberbios, aunque de diferente forma de parecerlo. Se saben los mejores y no temen a ningún adversario. Exquisitos técnicamente y superiores mentalmente. Elegantes en su juego y movimientos. Ganadores.

A esta serie de casualidades se les suman algunas menores, como que Maradona se retiró del fútbol profesional reemplazado en el segundo tiempo por Riquelme en un Boca-River, donde Román realizó un gran partido. También que Riquelme cumpla el mismo día que Messi, el teórico sucesor del Pelusa. ¿No serán estos mensajes encriptados desde lo desconocido?

Riquelme en los últimos años conspiró, con sus actuaciones y títulos, a derrocar al gran Diego Armando como máxima figura boquense, lo logró y ya es el mandamás de Boca.

La historia de los dos ídolos también encuentra casualidades en el seleccionado. Maradona y Riquelme fueron campeones mundiales sub-20 en 1979 y 1997 respectivamente (sin hacer referencia a la pícara casualidad numérica de las fechas. O por lo menos entre paréntesis, en voz baja ). Los dos brillaron en esos torneos, Maradona con balón de oro y Riquelme con cuatro goles en siete partidos.

El desvío en el camino de la casualidad está en que Maradona ganó un mundial y jugó cuatro. Riquelme jugó uno y no lo ganó. Quizás en este desvío se encuentre un sendero por el cual volver a su raiz, ya que Maradona fracasó en su primer mundial en el año 1982 y Riquelme también en el primero del 2006 (si en ambos casos suponemos que el único triunfo es el del primer puesto).

Maradona ganó el mundial siguiente. Riquelme, ya lo sabremos. El Nº 10 que ahora es DT eligió como Nº 10 al Nº 10. Todo dependerá de la magia de la casualidad.